Los niños muchas veces tienen el don de hacernos reflexionar sin proponerselo. ¿No les ha pasado a ustedes? que cuando menos lo esperas, una palabra o un gesto basta para que nuestra imaginación vuele a la velocidad del rayo y nos pongamos a meditar respecto a un tema en particular.
El domingo me tocó a mi. Estábamos en la mesa con mis hijos, disfrutando de un almuerzo que preparé. Yo soy partidaria que mis hijos se alimenten con comida casera, aun que eso implique que yo entre a la cocina y pelear con cada utensilio de cocina, sarten y olla que encuentre a mi paso.
Regresando a la historia: estábamos comiendo de lo más tranquilos, cuando recordé que, al día siguiente mis hijos tenían un examen de aritmética. En ese instante comencé a dar instrucciones una vez terminado el almuerzo familiar: Llevar los platos al lavadero, lavarse los dientes, estudiar las fórmulas aritméticas que había resumido en una hoja previamente y al finalizar resolveríamos algunos ejercicios.
Cabe señalar, que no soy la más paciente cuando se trata de enseñar algún tema escolar en casa. Muchas veces me molesto por que Yo no se explicar a mis hijos un tema o a mis hijos se les hace difícil el tema. Teniendo esto como antecedente, no me sorprende lo que pasó una vez que terminé de decir la última frase. Ariel, me miró con esos ojos enormes que él tiene y extendió sus brazos hacia mi. Por un instante, no comprendí lo que él esperaba de mi (él tiene casi doce años). Ariel se dio cuenta de mi desconcierto y empezó la siguiente conversación:
Ariel desde su asiento - "Ven mamá, te quiero dar un abrazo"
Yo me apresuré y lo abracé fuerte - "Estas bien?
Ariel sin soltarme - "Sí. Pero pronto voy a crecer y no vas a poder abrazarme"
Yo respondí emocionada - "Igual te voy a abrazar aun que estemos viejos"
Ariel me miró - "Pero yo voy a ser más alto. ¿Como harías?"
Acariciando su cabello - "Como tu me abrazas hoy, yo te abrazaré de la cintura"
Ya están entrando a la adolescencia, una etapa que todo padre que conozco me aconseja: Aprovéchalos ahora, que después no van a querer estar contigo, ni van a querer recibir besos ni abrazos. Ayer me dí cuenta que tengo unos hijos espectaculares que aún quieren sentir expresiones de cariño de su madre.
"A mis hijos: Gracias, por ser como ustedes son y enseñarme a expresarme"
Oh!! Que bonito!! Espero que mi hijo cuando llegue a esas edad siga queriendo mis abrazos.. Un post precioso! un beso!!
ResponderEliminarGracias! Estoy segura que tu hijo al igual que mis gemelos van a seguir apreciando las muestras de afecto. Yo los abrazo, acaricio y masajeo desde que nacieron y a sus casi 12 años son unos sere humanos tiernos y cariñosos. Un beso
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