Siempre me ha fascinado viajar. El alma gitana que habita en mi, sucumbe a la tentación de coger mi mochila y los botines de trekking. Sin mayor planificación que escoger donde iniciar el viaje. Para mi es como respirar: Natural y vital. Recargo mis baterías e inundo de percepciones sensoriales mi mente.
La pregunta es obvia: ¿Como conciliar este impulso con el estilo de vida de una Mamá Gallina? La respuesta vino con un recuerdo de mi niñez. Los momentos más divertidos y unidos provienen de los viajes familiares con mis padres. Siempre visitando las provincias con un grupo de amigos del colegio.
¿No es en los viajes donde Yo me siento más viva que nunca? SAMARIEL merecía percibir a su mamá feliz y relajada. La decisión no podía ser otra. Empezaría a viajar con mis gemelos. ¡Con la mochila en la espalda y sin mayor plan que un destino nacional!
Mi primer viaje con SAMARIEL, fue cuando los gemelos tenían 5 años de edad. Durante un feriado nacional. Me levante temprano, empaque una mochila, empaqué el desayuno, los tomé de la mano y dije:
Yo – “Vamos a salir”
SAMARIEL – “¿Donde mamá?”
Yo – “A un lugar bonito con mamá”.
SAMARIEL – (Sólo sonrieron) ¡Tan bellos!
El destino fue Lunahuana, a 180km de Lima. Los detalles de este viaje se los contaré en otro momento. Ahora sólo quiero compartir lo maravilloso que resulta compartir experiencias con nuestros hijos. Cada uno de nosotros tenemos estilos distintos de crianza y presupuesto, es verdad. ¿Por que no ser creativos?
¿Cuando fue la última vez que viajaste con tus hijos?
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